Me van a pemitir “Los Piratas” que les tome prestado el título de esta conocida canción suya de los años 90 para encabezar este artículo. Y es que me viene como anillo al dedo para reflejar lo que desde hace años pienso cada vez que escucho a los políticos prometer cosas cuando se acercan elecciones. Son eso, promesas que no valen nada, absolutamente nada.

Y miren, sin quererlo, me sirve hasta el nombre del grupo que cantaba esta canción porque un poco de piratas sí tienen algunos políticos que con una desvergüenza absoluta se dedican a prometer y prometer sabiendo a ciencia cierta qué poquito tienen pensado cumplir.

Reflexiones aparte, y pidiendo por adelantado disculpas a las honrosas excepciones de la clase política que prometen con vocación de cumplir, esta semana me indignaba una vez más ante una de estas famosas promesas, con solera ya por cierto, que es ya para los bailenenses como el popular “cuento del lobo”.

Me refiero, cómo no, al dichoso nuevo Centro de Salud, o Consultorio, según les da, que se viene prometiendo desde años inmemoriales. Recuerdo como si fuera ayer, mi sensación de sorpresa la primera vez que visité el Centro de Salud existente en Bailén y supe entonces que era el único que tenía (y sigue teniendo) una localidad de más de 18.000 habitantes. Un Centro de Salud ya entonces con unas instalaciones viejas (ahora más aún) y que se quedaba más que pequeño para dar cobertura además no sólo a los bailenenses sino también a los habitantes de la vecina localidad de Baños de la Encina.

Corría el año 2002 y yo estaba de visita en Bailén. Tras vivir allí de 2004 a 2011 comprobé de primera mano la necesidad de un segundo Centro de Salud y escuché promesas y más promesas sobre la construcción de uno nuevo, promesas que nunca llegaban y que se repetían cuando se acercaban elecciones.

Recuerdo también perfectamente aquel 22 de septiembre de 2010 cuando todo un despliegue de políticos y asesores de la Junta de Andalucía desembarcaba en Bailén para poner la primera piedra del segundo Centro de Salud para la zona norte del municipio. A bombo y platillo y foto por aquí foto por allá, aseguraban que tenía un plazo de ejecución de 22 meses y un presupuesto de más de tres millones de euros.

Sin ser un crack de las matemáticas tenía que haber estado terminado más o menos para julio de 2012, pero como pusieron la primera piedra y pocas más resulta que a diciembre de 2014 ahora nos vienen anunciando desde la Junta de Andalucía que las obras terminarán en 2015 con la coletilla añadida de que “cuando la Junta promete cumple”. Yo lo siento pero a estas alturas de la película termino como empecé. Promesas que no valen nada.