Proactivo, ser o no ser
¿Y ustedes, son proactivos? Se lo pregunto sobre todo a los que estén buscando empleo porque, últimamente, rara es la empresa que en sus ofertas de trabajo no busca personas “proactivas” o que pide como requisito imprescindible tener “proactividad”. Es como una plaga, por donde mires se han convertido en los perfiles más buscados. Los proactivos, una especie de lo más cotizada.
Pero lo más gracioso del tema es que la palabra “proactivo” no existe, al menos no todavía en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Como ocurre con muchas otras, se trata de un neologismo tomado de la palabra inglesa “proactive”, que puso de moda el libro «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva» de Stephen Covey.
Según este autor, con este adjetivo se calificaría a aquellas personas o aquellos comportamientos que ‘reaccionan o actúan con anticipación’, que ‘se adelantan’ de forma activa a los posibles hechos que se presenten en el desempeño de su trabajo o en cualquier actividad, en lugar de limitarse a reaccionar ante los acontecimientos, vamos, lo que toda la vida de Dios se ha llamado en nuestro país “tener iniciativa”, ni más ni menos.
No es que yo vaya de purista pero, claro, tiene narices que a uno cuando lee una oferta de empleo le pidan que sea “proactivo” y no sepa a qué agarrarse para saber si da o no el perfil. Como si no fuera ya lo suficientemente difícil darlo con todo lo que piden para cualquier trabajo.
Y tampoco se crean, que eso del rollito de la presunta proactividad en la mayoría de las ocasiones será una mera palabra comodín para quedar de guay el responsable de turno de recursos humanos, latiguillos que se usan muchas veces sólo porque suenan bien, aunque nadie sepa exactamente qué significa.
Y luego viene la segunda parte de la historia. Que mucho pedir proactividad pero luego, seamos realistas, y pongámonos en situación. Uno llega nuevo a una empresa y lo hace a lo grande y se ciñe a la oferta de empleo que le llevó a ese trabajo. Y, claro, se pone en plan proactivo y, siguiendo la definición del tal Stephen Covey, comienza a anticiparse y a adelantarse de forma activa a todas las labores que ha de desempeñar y, por ende, se anticipa y se adelanta a lo que le mande su superior, que para eso es uno proactivo.
Imagínense el caso. El nuevo o la nueva de turno proponiendo y organizando todo lo que se le ocurre porque, oye, eso de limitarse a obedecer y ser sumiso según decían en la oferta de empleo parece que no les va en esta empresa. Así que nada, a tope con la proactividad, que para eso lo piden en el Infojobs.
Y venga a sugerir cosas, proponer cambios en las rutinas de los compañeros y hacer previsiones de trabajo, todo en plan proactivo como dice el libro ese de «Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva».
Y miren por dónde que el elegido, el proactivo, con tanta iniciativa y tanta anticipación, más rápido que el viento se encuentra por parte de su jefe con un “lo siento, no has superado el período de prueba, muchas gracias por haberlo intentado” y un velado “vete para tu casa que para proactivo ya estoy yo”.