Obras incompletas
Estoy dispuesto a que me digan cansino, me da igual, voy a seguir recordando, cada cierto tiempo, que el centro de salud (ese que debería estar ya terminado y prestando servicio en el barrio de San José Obrero) sigue sin estar acabado y las obras; de las que dijeron se estaban reprogramando, siguen paralizadas. Ni una pizca de arena o de cemento se han movido, salvo las que se llevó el viento y la lluvia en estos últimos años, a la sombra de una grúa que sigue criando moho y cubriéndose de óxido a la espera de que pase algo.
No deja de ser curioso que el inacabado centro sanitario, la obra incompleta de la consejería de Salud, se sitúe a escasos metros de aquel proyecto de residencia de mayores que acabó en uno de los fiascos más grandes de la historia de este pueblo. Una idea que terminó arrastrando con él a decenas de personas que iban a formar parte de una cooperativa que iban a gestionar la residencia en un morrocotudo lío financiero y bancario. Una residencia que sería una de la veintena de las que se proyectaron en Andalucía y que jamás se hicieron realidad.
Queda, como recordatorio de todo aquello un edificio, en el que se gastó una considerable cantidad de dinero público, que sólo ha servido para generar escombros y en el que se mira, espero que no imaginando su futuro, el esqueleto de lo que debería ser el nuevo centro de salud. El otro día me preguntaron qué cuántos alcaldes, delegados o consejeros deberían ser necesarios para terminar estos proyectos. Les contesté que los que sean necesarios. Que este asunto no es cuestión de políticos si no de pasta.