Los bailenenses vibran un año más con la Madrugá
La luna y el sol se turnaban esta noche de forma especial para alumbrar, con sus diferentes juegos de luces, a Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores en la Madrugá bailenense. Un emblemático desfile procesional en el que se ven arropados, a lo largo de sus más de cinco horas de recorrido, por vecinos y visitantes.
La Madrugá se vive en Bailén con fervor, pasión y emoción en cada uno de sus pasos, como cuando se inicia la subida por la calle Amargura, uno de los momentos más significativos de la Semana Santa bailenense, donde se concentra la oración y el reconocimiento al esfuerzo de los hermanos costaleros. Jesús Nazareno, el conocido como “el Viejo”, abría la estación de penitencia de la larga madrugada del Viernes Santo con su cruz al hombro y la corona de espinas ciñendo su frente. Tras él, vigilante, San Juan Evangelista con un discreto exorno floral y a hombros de sus costaleros, dando paso a las lágrimas de la madre que pierde a su hijo, Nuestra Señora de los Dolores, manteniendo el riguroso luto en su cambio de vestiduras y volviendo a lucir el antiguo manto sobre sus hombros.
Las tres imágenes caminaban al paso de las marchas de la Asociación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista y la Banda de Música de Bailén. Música que, en calles como Baeza o Zarco del Valle, se interrumpía para dejar paso al lamento de los saeteros que desde los balcones cantaban a sus imágenes.
La Madrugá deja paso a un intenso Viernes Santo tras un recorrido sereno que sólo vivió un pequeño incidente cuando el querubín del trono de San Juan se desancló, cayendo sobre el exorno floral y siendo recogido por los hermanos de la cofradía para continuar la estación de penitencia portándolo en brazos.