Limpia
En Bailén o ensuciamos mucho o limpiamos poco o ambas cosas a la vez. Puede que sea la última la explicación más plausible para el paisaje que podemos ver a diario en las calles y las plazas de nuestro pueblo. Hay pocas papeleras. Se puede llegar a recorrer largas distancias hasta encontrar una. Pasear durante kilómetros al palo del polo y al papel inservible hasta poder tirarlo sin manchar la vía pública. Papeleras hay pocas y muchas de las que quedan han caído bajo la cuestionable actitud cívica de algunos ciudadanos. Sólo quedan los soportes como triste ejemplo de lo brutos que podemos llegar a ser y de lo lenta que es la administración para sustituirlas.
Pero ninguna alcaldesa tiene la culpa de los miles de chicles que la gente ha ido escupiendo al suelo para motear de negro las aceras y el asfalto. Pegotes marranos que tienen su origen en el socorrido: el que venga detrás que arreé y que además limpie. Tampoco es demasiado culpable ningún concejal, salvo que sea pillado in fraganti, por esa extendida imagen de las bolsas de basura rodeando a los contenedores. Bolsas de basura que han llegado hasta allí colgando del brazo de los contribuyentes. Algunos son tan limpios que ni siquiera son capaces de levantar la tapa para dejar sus desperdicios dentro. Así que los dejan fuera a manera de ejemplo para que lo imiten los vecinos que van llegando después.
Sí paisanos, lo de la limpieza viaria en Bailén tiene que mejorar mucho, pero también tiene que mejorar desde la parte que ensucia.