La sobriedad y el fervor marcan el Lunes Santo de la mano de la Vera Cruz
Se hizo esperar, pero llegó: la imagen de Nuestro Padre Jesús del Consuelo Orando en el Huerto completaba este Lunes Santo su estación de penitencia junto a su madre, la Virgen de los Siete Cuchillos, con el calor y el arropo de miles de bailenenses.
Cerca de las diez de la noche, la hermandad blanca y negra se aproximaba a la Plaza del Mercado superando, ya sí, el miedo a que la lluvia mojara esta imagen que pertenece a la Muy Antigua, Primitiva y Venerable cofradía de la Vera Cruz desde la pasada Semana Santa. Sobre un monte verde con rojas flores caminaba entre los bailenenses la imagen de Jesús portada por las costaleras en un paso que, además, descubría una de sus novedades, un nuevo llamador especialmente significativo por representar y contener una parte importante de la historia de Bailén: el cántaro de María Bellido.
Tras el paso de Nuestro Padre Jesús del Consuelo Orando en el Huerto, la Virgen de los Siete Cuchillos, precedida por negras mantillas y con un elegante exorno floral blanco. Entre ambos, representantes de las diferentes cofradías bailenenses encabezadas por José Cisneros, de la Vera Cruz, y junto al párroco Don Eugenio Casado, cerraban el desfile procesional que abría la Cruz de Guía y un centenar de penitentes.
Bajo los acordes de «La Madrugá», interpretada por la Asociación Músico Cultural Nuestra Señora de la Paz de Marmolejo, los dos pasos protagonistas del Lunes Santo hacían su entrada en la Plaza de la Constitución, donde de nuevo una multitud aguardaba el paso de la cofradía de la Vera Cruz. Algo después de las once de la noche, una voz quebraba el silencio para entonar una saeta, como ocurriría después en plena Calle Real, acompañando en el camino de vuelta a María y su Hijo hasta su ermita del Santo Cristo.