La Madrugá abre el camino a las estaciones de penitencia del Viernes Santo
De la noche a la mañana, con el amanecer como testigo y los primeros rayos de sol como acompañantes. Así lucían las imágenes de Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores en la Madrugá bailenense, rodeados por fieles y devotos que llenan cada calle para que la primera estación de penitencia del Viernes Santo nunca se encuentre sola. La subida de la calle Amargura es especial, casi mítica, allí se enjugan lágrimas, se entonan oraciones y se plasma la emoción a cada paso. Apenas se nota el cansancio de tantos días de Pasión, y los vecinos que llenan las calles lo agradecen y valoran.
Las saetas se suceden conforme avanza la mañana y cada uno de los pasos se encamina a su casa anunciando que el Viernes Santo ha llegado. Gustan los saeteros más veteranos y sorprende la cantera que se va abriendo paso en la Semana Santa, entonando letras que van directas a quienes las escuchan.
Jesús Nazareno, conocido como “el Nuevo”, con su blanca túnica, su corona de espinas y su cruz al hombro, abría el cortejo procesional en la Madrugá del Viernes Santo. Tras él y los cientos de bailenenses que le acompañaban, aparecía la imagen de San Juan Evangelista entre flores de colores y al hombro de sus costaleros. Cerrando el paso la Dolorosa, la venerada Virgen de los Dolores que este año luce su cara más despejada gracias a un cambio en la vestidura que ha tenido la aceptación de fieles y devotos bailenenses.