El picapedrero ilusionado
Hay una famosa anécdota que protagoniza un hombre que en tiempos de la Edad Media va a un lugar en donde se está construyendo una catedral. Este hombre se acerca a un picapedrero y le pregunta qué está haciendo.
-¿Acaso está ciego para no ver lo que hacemos? Estamos picando piedras para hacer una catedral. Somos tratados como esclavos por un sueldo miserable y sin el menor reconocimiento. El día de mañana sólo se acordarán del arquitecto que ha hecho esta catedral, pero no de nosotros, que hacemos realmente el trabajo duro.
Luego se acercó a otro y le preguntó lo mismo. Respondió:
-Aquí, como vuesa merced bien puede ver, picando piedra para levantar esta enorme catedral. El trabajo es duro y está mal pagado, pero los tiempos son difíciles, no hay mucho trabajo y algo hay que hacer para llevar la comida a los hijos.
Mientras que el tercer obrero al que le preguntó le contestó con gran entusiasmo:
-Estamos levantando una catedral, la más hermosa del mundo. Las generaciones futuras las admirarán impresionados y yo no la veré terminado, pero quiero ser parte de esta extraordinaria aventura.
En toda tarea importante hay tres maneras de acometerla: como esclavitud, como resignación y como pasión, aventura y desafío.
Me escriben dos paisanos de Bailén, Francisco Javier Cabrera y Marta Fernández, para pedirme la colaboración para uno nuevo medio digital que han creado y que se llamará ‘Bailén diario’. Personalmente pienso que no corren buenos tiempos para el periodismo, el cual está intentando encontrar vías de salida a la crisis profesional y de modelo de negocio en la que está inmerso. Distintas cabeceras importantes han anunciado en los últimos tiempos la puesta en marcha de iniciativas destinadas a garantizar su subsistencia. Para alcanzar ese objetivo, los diarios tienen que lidiar con un problema notable, como es el escaso valor de cambio que posee hoy el producto que ponen en el mercado. Las noticias son una mercancía por la que los consumidores están cada vez menos dispuestos a pagar, especialmente en el entorno digital. Aun así soy de los que piensa que sigue haciendo falta unos medios y unos periodistas que no solo digan a los ciudadanos lo que está pasando, sino por qué está pasando. Y más si es en el pueblo en el que tuve instalada mi cuna. Por eso, ante proyectos que nacen como este medio digital bailenense, no puedo más que mostrarme optimista e ilusionado como el tercer picapedrero de la catedral. ¡Quiero ser parte de esta nueva aventura! Enhorabuena.