El ¿fin? del bipartidismo
Ya estamos a tope en precampaña, campaña o como lo quieran llamar. El caso es que todos los políticos andan ya recordando lo que han hecho ellos, lo que no han hecho los otros, lo que son incapaces de hacer aquellos otros y prometiendo, sobre todo prometiendo. Y entre promesa y promesa, entre acusaciones y mentiras, ando yo satisfecha únicamente por una cosa.
A mis treintaytantos es la primera vez que ante unas inminentes elecciones no escucho en la calle esas típicas preguntas de antaño del tipo “¿tú quién crees que va a ganar?”, en las que el interlocutor sabía perfectamente que la pregunta se refería a ¿PP o PSOE?, ¿PSOE o PP?. Porque las elecciones eran cosa de dos.
Si algo positivo podemos agradecerle a esta crisis es el comienzo del fin del bipartidismo. Con su muerte se ha abierto una nueva página en nuestra Democracia que quiero pensar que, con un poco de suerte, pueda suponer que nuevos partidos sean capaces de aprender de los errores de los mal llamados grandes partidos, y que a su vez estos últimos se reinventen o, mejor dicho, se renueven por completo.
Pero ojo, no sólo los partidos han de enmendarse. También ha de hacerlo el electorado o al menos parte de él y tener criterio más allá de las siglas. En un mes tenemos elecciones municipales y también autonómicas excepto en Cataluña, Galicia, País Vasco y Andalucía. Precisamente esta última celebró sus elecciones el pasado 22 de marzo con unos resultados que vienen a reforzar lo que acabo de decir, que también es el electorado el que debe enmendarse, reflexionar y tener responsabilidad a la hora de juzgar lo realizado por sus gobiernos.
Como ciudadana de a pie y no votante incondicional de ningún partido me resulta espeluznante ver cómo a pesar de todo lo vivido, de tantos casos de corrupción y de abuso de poder, los resultados de los comicios afianzaron una vez más al PSOE al frente de la Junta de Andalucía.
Me parece tan surrealista como que eso pueda ocurrir el próximo 24 de mayo en la Comunidad Valenciana con el Partido Popular. Ambas son feudos y cortijos, una del PSOE y otra del PP, pero tienen más en común de lo que pueda parecer. Ambos partidos se han creído amos y señores en ellas y han dejado como legado un abuso de poder con tantos frentes de corrupción que resulta increíble pensar que tantos ciudadanos sigan votándoles.
Como valenciana que he vivido durante bastantes años en Andalucía, se me ponen los pelos como escarpias de pensar que ni mis paisanos del Sur ni mis paisanos del Levante sean capaces de decir basta y ver más allá de quienes han hecho tanto daño en estas benditas tierras. Lo del 22 de marzo ya no tiene solución, a ver qué pasa justo dentro de un mes. Lo veremos y lo comentaremos.