Adiós, Don Carnal
Doña Cuaresma ha ganado la primera batalla a Don Carnal. Éste, «un hombre mundano y amante de los placeres», como lo representan en el Libro del Buen Amor, perdía su lucha este miércoles de ceniza frente a ella, «mujer recta y pura». Esta alegoría entre el ocio y la diversión y el recogimiento propio de estas fechas se representa en Bailén, como en otras muchas localidades, con el entierro de la sardina.
Minutos después de las siete de la tarde, el carruaje con el féretro y el cuerpo de la sardina partía de la Plaza de la Constitución acompañada por los llantos, los gritos y quejidos de centenares de bailenenses que, de riguroso luto, formaban el cortejo fúnebre. Viudas por doquier y un toque diferente este año: los soldaos de la peña Los Informales ejercían de escolta del coche mortuorio, que portaba coronas de flores a modo de homenaje y despedida de Don Carnal. Arropados durante todo el camino por multitud de vecinos, el momento cumbre llegaba con la incineración de la sardina, que fue portada hasta su particular crematorio en el recinto ferial por los carnavalescos soldaos. Con las últimas pavesas del cuerpo de la sardina, Doña Cuaresma celebra ya su triunfo: “dízeles que se conoscan e que les venga emiente / que son çeniza e tal tornarán ciertamente”. Con ese llamamiento alerta a los cristianos de una nueva época mucho más recogida, más reflexiva; finaliza la batalla entre Don Carnal y Doña Cuaresma, con olor, por un lado, a la sardinada organizada por el consistorio bailenense y, por otro, al incienso del Via Crucis de San José Obrero.