24. Un pisotón en El Portajo.
A todas luces, se hace de imperiosa necesidad, por su ambigüedad y poca concreción, la exégesis del título de mi presente trabajo. Trataré de explicar con la mayor brevedad que me sea posible esta anécdota de bailenensismo de pura cepa que me contó recientemente mi madre, Dolores Lucena Fernández. Corría el año 1965…
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